Para
Ron Kurtz el fundador del enfoque Psicoterapéutico Hakomi fue siempre de vital
importancia crear dentro de la relación terapéutica, las condiciones más
favorables para poder facilitar el desarrollo del potencial de la persona que
emprendía el proceso. En los últimos diez años de su vida creó lo que vino a
llamar la clave de la totalidad del método “La Presencia Amorosa”.
Hace
años recuerdo que leí una encuesta llevada a cabo en el terreno de la
educación, en la que se demostraba el impacto que tenía la visión positiva de
los alumnos por parte de sus profesores. (Efecto Pigmalion)*
El
experimento consistía en que un grupo de psicólogos se ofrecían a un centro
educativo para realizar unos estudios relacionados con el coeficiente de
inteligencia de sus alumnos.
Una
vez realizado el test para medir el coeficiente de inteligencia, se escogían al
azar un grupo reducido de alumnos y se
comunicaba a los profesores que los pertenecientes al grupo escogido
eran superdotados en potencia y que en un plazo corto de tiempo iban a experimentar
una profunda transformación. Se les hizo saber a los profesores, que estos
alumnos no tuvieran acceso a esta información, pues podría tener un resultado
negativo.
Al
año volvieron a hacer las pruebas de inteligencia a todo el alumnado para
constatar que el coeficiente de los que habían sido escogidos al azar había
aumentado de manera significativa por
encima de la media.
Esta
experiencia y otras similares con semejantes resultados, les condujo a la
conclusión de que las expectativas de los profesores, tenían un impacto directo
en el desarrollo de la inteligencia de sus alumnos. Esas cualidades que
desarrollaron los alumnos ya estaban dentro de ellos, fueron sus profesores con
esa actitud positiva quienes facilitaron su desarrollo. Esperaban eso de sus alumnos y estos
respondían de acuerdo a esas expectativas.
Aunque
este estudio se realizó en el marco de la educación es extensible a otras
formas de relación de ayuda, en la que la actitud de la persona que proporciona
el apoyo va a resultar de vital importancia.
Desde la perspectiva que en
una relación terapéutica, existe dentro de cada persona que hace el proceso, un
impulso inteligente que tiende a la sanación y al desarrollo pleno del
potencial, nuestra tarea como terapeutas será la de crear el clima emocional
que maximice las condiciones que faciliten el emerger de ese impulso. Para lo
que una actitud de Presencia Amorosa va a resultar clave.
Para
un buen desarrollo de la Presencia Amorosa necesitamos tomar conciencia de
nuestras tendencias automáticas y hábitos mentales de atención y percepción,
que funcionan de manera
inconsciente. Necesitamos de una actitud
de observación hacia nosotros mismos.
¿Cómo está nuestra mente cuando estamos en relación de ayuda? Es nuestra mente
un espacio en calma, relajado y vacío dispuesto a recibir y acompañar a quien
queremos apoyar o tiene una considerable carga de ruido mental. Es frecuente el
uso de hábitos mentales que tienden a buscar en el otro aspectos negativos, los
cuales nos llevan a crear juicios, prejuicios, etiquetas, comparaciones… que
nos proporcionan un sutil sentimiento de superioridad mientras los estamos
realizando.
Tenemos
que despejar esas actitudes y proyecciones que oscurecen la claridad de una
mente consciente, ya que en este estado mental nuestra actitud es más receptiva
y crea el espacio para el desarrollo de la intuición. Desde esta posición
intentamos encontrar algo que apreciamos de la persona que tenemos enfrente,
algo que nos hace sentir bien, que nos inspira, que nos conmueve, cualidades como: la sensibilidad,
determinación, bondad, valentía, creatividad, sentido del humor,
vulnerabilidad, inteligencia… Para de esta manera transformar esa inspiración
en atención amorosa.
Encontrar
algo que nos sirve de inspiración en quien hace el proceso, nos conduce a
contemplar su sufrimiento, su vulnerabilidad, sus actitudes infantiles… con una
actitud más compasiva, disfrutando de su presencia y favoreciendo de esta
manera la creación de un espacio emocional positivo, necesario para que se
desplieguen sus capacidades innatas.
La
Presencia Amorosa no es algo que tenemos que “hacer”, que tiene que ver con la
energía masculina, sino que es el resultado de una actitud más femenina de
“estar”, de crear un espacio de acogida, que a pesar de su aparente
inactividad, da la bienvenida con una
mente en calma y un corazón abierto a la experiencia que necesita suceder,
contemplando a la persona que realiza el proceso como una fuente de
inspiración.
Al
percibir la persona que recibe el apoyo
esa Presencia Amorosa, sin que
tenga conciencia de ello, se siente más aceptada, apreciada, segura para
abrirse al proceso que necesita para sanar. Esta apertura tiene un impacto en
el terapeuta, poniéndose en marcha un ciclo de retroalimentación que profundiza
la conexión entre ambos y crea las condiciones más favorables para facilitar la
transformación.
El
desarrollo de esta actitud de ser más compasivos con el
sufrimiento humano en el desempeño de nuestra práctica profesional, nos puede ayudar a ser más conscientes y
amorosos en nuestra relaciones con nosotros mismos, las personas de nuestro
entorno y la vida en general.
El
poder de la Presencia Amorosa reside en ser capaces de atisbar la grandeza del ser que tenemos
en frente, oscurecida por las tinieblas de su sufrimiento y a través de
contemplar con un corazón abierto, esas cualidades que nos trasmiten aprecio,
inspiración, disfrute… les sirvamos de espejo, para que de manera gradual puedan
facilitar el desplegar de su inmenso
potencial.
Me gusta mucho Aitor la decripción que haces de esa actitud fundamental, requisito imprescindible para una relación de ayuda óptima que Kurtz acuñó como Presencia Amorosa. También lo que mencionas sobre esa labor de limpeza previa y autoexamen por parte del facilitador, terapeuta o educador que prepara nuestra mente para ese estado de "presencia" y apertura libre de prejuicios y que es fundamental tener en cuenta; es como un mirarnos hacia adentro y preguntarnos ¿estoy preparado para abrirme y dejar abrirse a la persona que tengo delante? ¿mis canales están abiertos para dejar manifestarse y fluir a la otra persona? ¿estoy "presente"?.
ResponderEliminarSí, no cabe duda que esos "ruidos" tienen que desaparecer pues sino la empatía se quiebra y ya es dificil que la persona encuentre ese espacio libre para expresar todo su potencial.
Me encanta que la describas como una actitud más femenina, porque culturalmente hemos sentido esa apertura emocional y esas habilidades para acoger y cuidar como imagenes exclusivas del género femenino, y no es así pues esas cualidades también están por explotar y se debieran desarrollar más entre los hombres.
En fin Aitor , una vez más me has reconfortado con tus letras y me vuelves a rememorar estas herramientas tan valiosas...que maravilloso sería el mundo si todos y todas funcionaramos más a menudo con esa "llama amorosa" encendida ¿no crees?
Un fuerte abrazo para ti y para tus chicas!
Me encanta Joseba que como educador hayas resonado con la "Presencia Amorosa" y que además de reconocerla como una favorable herramienta en el desempeño de tu práctica profesional, te gustaría que esa "llama encendida" la pudiéramos llevar a nuestras relaciones con nuestros semejantes, algo tan necesitado en este crispado mundo.
EliminarGracias por poner tu energía en este espacio que pretende la renovación.
Un fuerte abrazo
Aitor
Puedo dar fe que mi proceso de sanación está siendo posible en gran medida por tu presencia amorosa, porque siento desde que entro por la puerta esa entera disposición, esa disposición con mayúsculas a la que haces referencia en esta publicación.
ResponderEliminarRecuerdo una de las veces que me recogiste, en un trabajo en esa ocasión grupal, llegue rota, con un intenso sufrimiento, comencé a explicar el motivo de mi gran dolor, todavía tengo clavada tu mirada, esa mirada llena de entrega, estabas totalmente haciéndote cargo de mi dolor, pude descansar en tu estar; Esto no significa que dejara de asumir mi responsabilidad personal en ese trabajo concreto que estábamos realizando, al contrario, sentí que podía abandonarme, y lo hice, supuso un paso muy importante en vida.
Habitualmente siento esa mirada acogedora en las sesiones, esa mirada amorosa que me hace sentir que soy un ser valioso...esa mirada aun con los ojos cerrados.
Sólo un ser valioso puede reconocer la valía en otro.
Mi profundo agradecimiento Aitor, por tu acompañamiento en este proceso sanador.
Amaiur.
Gracias Amaiur por compartir tu experiencia personal.
EliminarTu percepción y vivencia de la "Presencia Amorosa" es una prueba de cómo una actitud de reconocimiento positivo conectada con el corazón, hacia quien tenemos enfrente, facilita la transformación en el marco terapéutico y nos conduce a unas relaciones nutrutivas con el mundo que nos rodea.
Algo que algunas personas vivís de manera natural y que resulta ser un regalo para quienes tenemos que interactuar con vosotr@s.
Un fuerte abrazo
Aitor
UN POCO MAS DE ESTO CAMBIARÍA MUCHAS COSAS...
ResponderEliminarOJALA LO RECUERDE MAS A MENUDO!!!
GRACIAS