Guiado
por un fuerte impulso por dar sentido a mi existencia, al final de mi década de
los treinta, después de haber dado muchas vueltas, vivo una experiencia que fue
determinante para el devenir de mi existencia.
El
año 1991 en plena pandemia SIDA, trabajo como voluntario en una organización
pionera en el apoyo emocional a moribundos y a sus seres queridos, llamada
“Shanti Project”, San Francisco (USA). La experiencia resulta ser profunda e
inspiradora. Después de formarme adecuadamente y de prestar apoyo emocional a
personas con SIDA, vuelvo a Pamplona dedicándome a desarrollar programas de
apoyo emocional para personas afectadas por esta epidemia y a sus seres
queridos. “Comisión Ciudadana Antisida”. “SARE” donde fui miembro fundador y
Director del programa de apoyo emocional. (1992-1995)
A
raíz de esta experiencia empecé a sentir que encontraba mi sitio en el mundo,
que por fin daba sentido al trabajo que realizaba. Pero además de ese
centramiento profesional, a partir de entonces empieza a resurgir en mi
interior una dimensión espiritual que yacía en estado de letargo, debido a la
negativa experiencia religiosa que había vivido durante mi infancia. El
acompañamiento a la muerte me llevó a buscar inspiración en libros de personas
que apoyaban a moribundos, curiosamente aquellos con los que resoné eran
budistas.
El
gran impacto de aquellas lecturas, me llevó a probar la práctica de la
Meditación Budista. El año 1994 hago mi primer Vipassana con la escuela de
Goenka, a partir del cual siento a la meditación como imprescindible en mi
proceso de autodescubrimiento y como consecuencia, desde entonces mantengo un
firme compromiso con el ejercicio de esta práctica.
Durante
esta etapa mi interés profesional por el alivio del sufrimiento humano me llevó
a ampliar mi formación en diferentes enfoques dentro de la Psicoterapia
Humanista (Carl Rogers, Gestalt…)
El
año 1998 vuelvo a Londres donde además de completar formación con CRUSE
respecto al duelo por la muerte de un ser querido, trabajo en el “Hospice de
St. Joseph” proporcionando apoyo emocional a enfermos terminales. (1998-1999).
Con
el nuevo milenio empiezo en Dublin la formación en lo que ha resultado ser el
cuerpo principal de la práctica psicoterapeútica que he ejercido estos últimos
años. El enfoque es Hakomi, una psicoterapia que se nutre
de corrientes espirituales como el Budismo y el Taoísmo, con la que
sentí algo muy especial desde que empecé a conocerla. Curiosamente se le ha
llegado a llamar “Budismo aplicado” y “Autoconocimiento asistido basado en la
atención plena”, un enfoque que se puede convertir en una práctica espiritual
siempre que el desarrollo personal del terapeuta disponga de un buen nivel de
conciencia en el momento presente.
Pero
la experiencia más extraordinaria de mi vida, sucede en 2001, cuando tomo
contacto con un Centro Budista Tibetano que se acababa de abrir en Pamplona,
Karma Samten Ling. El gran impacto de aquella experiencia no tuvo que ver con
el tipo de práctica, sino que con la persona que la dirigía. Antxoni
Olloquiegui, un Ser Despierto cuya actividad se despliega con total sencillez
al servicio de la Consciencia, que su estar Presente se expresa en cada uno de
sus gestos, actos, palabras, silencios… generando un campo energético de pura
Conciencia Compasiva que acoge y transforma nuestra negatividad, mientras nos
conduce a reconocer que en nuestro interior existe el mismo potencial. Su vida
es un compromiso total con ese despertar colectivo que anuncia la llegada de
Maitreya. Mi más sincero agradecimiento a quien con su
incansable, discreto, lúcido y compasivo desplegar de su actividad, nos ilumina
en nuestro caminar hacia al florecimiento de la Consciencia en este
planeta.
A
partir de aquí hasta final del año 2013 esa práctica espiritual que nació como
recurso para aligerar el peso de mi trabajo profesional ha ido cobrando cada
vez más presencia en mi vida, hasta convertirse en el objetivo primordial de
ésta. Llegando incluso a tener que dejar mi “personaje”
de psicoterapeuta como lo expresaba en la publicación “Despedida”.
Como
también os comentaba, actualmente mi compromiso con los desfavorecidos
sigue, pero a través de la Meditación como poderosa herramienta de
transformación.
Desde
el año 2009 asisto en compañía de otro miembro de Karma Samten Ling una
mañana a la semana a la prisión
de Pamplona, donde desde entonces mantenemos un espacio
meditativo, práctica que ayuda a los internos que asisten a sobrellevar las
duras condiciones de privación de libertad a las que se enfrentan e incluso en
algunos casos a llevar a cabo transformaciones importantes.
En
Enero de 2014 desde el Centro Budista se crea un servicio de apoyo
a personas que se enfrentan a la Muerte, para sus seres queridos o quienes
se enfrentan al duelo por la Muerte de un ser amado, del que formo parte. La
experiencia nos ha demostrado que la Meditación es una poderosa herramienta
para poder afrontar estas pérdidas, nos ayuda a aceptar la realidad como
es, algo nada fácil en situaciones extremas y que nos puede llevar a descubrir
nuestra Realidad Profunda.
A principios del año 2015 empiezo a facilitar un grupo de seres queridos de personas que se han suicidado, con el objetivo de ayudarles a integrar una pérdida tan dolorosa.
En Diciembre de 2017 publico el libro "MUERTE: Contemplando la Dimensión Trascendente". Este procura contrarrestar la visión negativa que tenemos a nivel colectivo sobre este experiencia y a la vez dotarnos de recursos para que podamos vivir esta etapa final de la vida de manera serena, lúcida y amorosa, como la culminación de la existencia.
A principios del año 2015 empiezo a facilitar un grupo de seres queridos de personas que se han suicidado, con el objetivo de ayudarles a integrar una pérdida tan dolorosa.
En Diciembre de 2017 publico el libro "MUERTE: Contemplando la Dimensión Trascendente". Este procura contrarrestar la visión negativa que tenemos a nivel colectivo sobre este experiencia y a la vez dotarnos de recursos para que podamos vivir esta etapa final de la vida de manera serena, lúcida y amorosa, como la culminación de la existencia.
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