Mirada renovada

jueves, 7 de julio de 2016

Como un Arco Iris




Muchos de nosotros nos podemos encontrar acercándonos a la práctica espiritual con los mismos esquemas mentales con los que hemos abordado los retos de nuestra vida.

La terminología espiritual puede resultar al principio paradógica,  pues nos orienta con frases y términos como: “no hacer nada”  “abandonarse, rendirse”  “no querer nada”…  que pueden parecer contradictorios con nuestro “eficaz proceder” en nuestra vida.

En este nuevo territorio el  cambio que necesitamos precisa de una mirada renovada que nos ayude a resituarnos, ya que nos podemos encontrar con que nos enfrentamos a los nuevos objetivos, con una batería de medios, que tienen que ver con el esfuerzo y aunque la propia práctica contiene la enseñanza de que es el ego el que tiene que disolverse para poder vivenciar a nuestra Realidad Profunda, nuestras viejas inercias egóicas pueden pervivir disfrazándose de espirituales.

El siguiente Canto Poético (Dohas Vajra),  característico del movimiento tántrico del Budismo Vajrayana, es una bellísima expresión de cómo podemos desarrollar la práctica espiritual en el viaje de descubrimiento y actualización de nuestra Esencia Profunda. 



Como un Arco Iris


La dicha no se encuentra con esfuerzo y voluntad,
sino que con tranquilidad y abandono.


No te inquietes no hay nada que hacer.
Lo que emerge en el Espíritu no tiene ninguna importancia,
ya que no tiene ninguna realidad.
No te apegues a ello. No te juzgues.


Deja que el juego se juegue sólo: elevarse y recaer.
Sin cambiar nada, todo se desvanece
y comienza de nuevo sin cesar.


La búsqueda de la dicha es lo que nos impide verlo.
Es como un arco iris que se persigue y que nunca se atrapa:
porque no existe, porque siempre ha estado ahí
y te acompaña en cada instante.


No creas en la realidad de las experiencias, buenas o malas;
son como el arco iris.
Y uno se agota en vano queriendo asir lo inasible.
Pero cuando sueltes la presa,
ahí está el espacio: abierto, hospitalario, confortable.


Por tanto disfrútalo… Desde ya, todo es tuyo.
No busques más…
No quieras buscar en la jungla inextricable
el elefante que ya está tranquilamente en casa.


No hacer nada.
No forzar nada.
No querer nada.


Y todo se hace solo.