Mirada renovada

miércoles, 25 de marzo de 2020

La Familia Humana



Nos encontramos con una crisis de salud a nivel mundial que cuestiona la compartida sensación que tenemos, quienes hemos tenido la fortuna de nacer en “la civilización occidental”, de que a nivel colectivo esta parte del mundo es un sitio seguro.

Son conocidos virus letales como el ébola, dengue… que actúan agresivamente sobre una parte de la población mundial, a la que llamamos tercer mundo y que nos preocupan a quienes habitamos zonas privilegiadas, en la medida que se puedan extender a nuestros territorios.

El Covid-19 está resultando ser un virus con una facilidad para la propagación, que está empezando a acampar por todo el planeta. Como consecuencia de que los países ricos lo estén padeciendo y se encuentren seriamente amenazados, están surgiendo muchas iniciativas destinadas a la investigación, que faciliten la neutralización de su destructivo impacto.

El mundo en el que vivimos está guiado desde una visión limitada a la economía, una que responde a los intereses de los grandes grupos de poder del capital, cuyo principal objetivo es el máximo beneficio.

Lamentablemente esto tiene unas nefastas consecuencias para los países desfavorecidos del planeta, pues les hacen invisibles a esa inercia basada en el lucro de quienes detentan el poder económico. Salvo que posean en sus territorios riquezas, que en tal caso, intentarán ser esquilmadas por empresas multinacionales o mano de obra muy barata que les ayude a aumentar sus pretendidos beneficios.

¿Cómo van a pasar esta crisis todas esas personas que viven en partes del mundo que tienen unos precarios sistemas de salud o incluso no los tienen? Leía hace unos días que en Perú no se podían plantear respuestas de aislamiento colectivo, porque el 70% de la población vive prácticamente al día con lo que gana en el trabajo y eso supondría que no tuvieran para alimentarse.

Estamos habitando un desalmado mundo en el que nos vivimos fragmentados, identificados con pertenencias a países, razas, religiones… que nos hacen experimentar lo diferente como a un competidor, a veces incluso como un enemigo y en caso de zonas subdesarrolladas tecnológicamente del planeta, ignoradas o abusadas.

Es bochornoso que hoy en día a pesar del impresionante desarrollo tecnológico que hemos alcanzado, haya muchos seres humanos que no puedan satisfacer sus necesidades más elementales.

Recuerdo una lúcida anécdota de Gandhi, durante la colonización inglesa, cuando fue preguntado por un periodista:


-¿Qué piensa sobre la Civilización Occidental?

Gandhi repitió en alto Civilización Occidental y se quedó como escuchando el eco de estas dos palabras y contestó:

-Eso sería una gran idea


En esta situación de crisis global puede ser un buen momento para que nos replanteemos cuáles tienen que ser nuestras relaciones con el resto del mundo, con lo diferente.

Ya hace años la Revolución Francesa durante el siglo XVIII que abolió el sistema feudal, asumió como lema además de la libertad e igualdad, la fraternidad. Este curioso término de hermandad le pretendía proporcionar una dimensión relacional de gran cercanía, que le equiparase a un vínculo familiar.

En este mundo globalizado que vivimos estaría bien que ampliáramos nuestra limitada pertenencia a identidades nacionales, raciales, religiosas… a ser parte de la Gran Familia Humana, sin renunciar a la diversidad, contemplando lo diferente como un aspecto que nos enriquece, a la vez que tenemos en cuenta las necesidades de las personas más vulnerables del planeta.

Nos encontramos al comienzo de una crisis mundial, en la que además de padecerla, nos sirva como oportunidad para hacer cambios significativos, donde tenemos que procurar que los destinos del mundo no estén en manos de los intereses de unos pocos, guiados por la codicia y que la mayoría podamos convertirnos en protagonistas de la gestión de este planeta que habitamos. Que el desarrollo no se mida en términos materiales, sino que se priorice garantizar una vida digna a todo ser humano al margen de su procedencia, raza, religión, edad, género… siendo a la vez respetuosos con las necesidades de nuestro ecosistema, para garantizar una vida armónica en el planeta. En la que el progreso sea la expresión de una nueva forma solidaria de relacionarnos entre la Familia Humana.

14 comentarios:

  1. Gracias por esta reflexión que comparto y que creo que vamos a tener espacio para seguir reflexionando.

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  2. Me alegro Erlantz de que reconozcas este momento como una oportunidad que necesita madurar, para que nos ayude a concretar un paso positivo en el futuro de la humanidad. Gracias

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  3. Muy bueno Aitor y muy cierto.
    Milla esker.
    Basarkada bat.

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  4. Muy buen artículo,el tema como siempre, es a ver que hacemos con lo que "sabemos". Me ha gustado mucho, espero volver a leerte a través de este canal

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  5. Gracias Aitor, es alentador que esta crisis sirva para agilizar ese proceso de transformación, tanto personal como colectivo, a fin de que vaya creando las condiciones de un Nuevo Mundo,en el que la Familia Humana viva en armonía en este preciado planeta.

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    1. Te agradezco tu comentario. Me parece muy importante la puntualización que haces de que el cambio tiene que ser tanto personal como colectivo.

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  6. Que bueno Aitor!! Comparto todo lo dices. Me parece tan grande y a la vez tan triste, que siempre aunque nos cueste creerlo, hay que pagar un precio para poder ver la gran oportunidad que se nos está dando .Estos días pensaba, qué sabia es la naturaleza , que ha dicho : Basta ya!! Descubriremos el gran valor que tiene formar parte de esta gran Familia que somos. Nunca estamos solos , aunque a veces no nos lo creamos. Un abrazo grande Aitor y gracias por compartirlo!!

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    1. Estaría bien que el cambio que necesitamos hacer se llevara a cabo por medio del discernimiento, para eso necesitamos un nivel de conciencia superior al que tenemos actualmente, de todas formas aunque se diera el cambio a través del sufrimiento, sería un indicador de que vamos por buen camino.
      Con respecto a que la tierra a dicho "Basta ya". La teoría de Gaia contempla al planeta tierra como un ser vivo que se autorregula, podría ser que los "Humanos"con nuestro "desarrollo inconsciente" estamos llegando a ser algo muy molesto para Gaia y quiera quitarnos de encima.
      Este es el reto al que nos enfrentamos, transformación tanto personal como colectiva que nos permita provocar un cambio que facilite la existencia en armonía de la familia humana en este potencial paraíso llamado tierra.

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  7. Una reflexion lucida que me ayuda a poner una mirada mas real, mas humana a esta situacion, y verla tambien como en todas las crisis como una gran oportunidad para crecer, y si se puede ayudar.Fracias Aitor

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  8. Aitor, ojalá salgamos de la prueba con la conciencia de pertenecer a una grAn familia que se salva en tanto es solidaria. Acabamos de despedir al día con unos aplausos de hermandad
    Denok bat. Ikusi arte.

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  9. Gracias por este luminoso artículo que infunde esperanza dentro de este túnel por el que muchas personas estamos atravesando. Me ayuda a darme cuenta de la fantasía-ilusión de la individualidad y de la importancia de los vínculos relacionales en la Familia Humana.

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  10. Poema de Tagore:

    "Soñaba y creía que la vida era alegría
    Desperté y comprendí que la vida era servicio
    Serví y descubrí que el servicio es alegría"

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  11. Muchas gracias Aitor.
    A mi también me encantaría que esta situación nos lleve a mirar a todos los seres humanos como iguales independientemente de cómo viva cada persona. Ayudar al que está peor es ayudarse a uno mismo también, una pena que no lo tengamos integrado. No es una cuestión de buena o mala suerte es una cuestión de querer que todos estemos viviendo en unas buenas condiciones

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  12. Gracias Aitor por estas reflexiones.
    También me parece que el cambio lo hemos de hacer en nosotros mismos y en la manera de relacionarnos con los demás. El primer paso lo tenemos delante de nuestras narices...
    Un abrazo

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